CON M DE MELIÁ
LA CRÓNICA MÓRBIDA
8 junio 2013
Con M de Meliá
Dijo Abraham Lincoln: “ Hagas lo que hagas, hazlo bien”. Esta semana tuve el privilegio de acudir a la celebración del cuadragésimo aniversario del hotel Meliá Alicante y digo que tuve el privilegio, porque fui una de las 300 personas que asistió al acto conmemorativo del hotel referencia de Alicante mejor organizado desde muchísimo hace tiempo. Podría hablarles del debate cíclico, de su ubicación privilegiada, podría contarles un rosario de anécdotas de estos cuarenta años de vida, incluso podría entretenerme en hacer un análisis de la situación turística en Alicante y de su futuro. Pero hoy deseo sinceramente felicitar con M mayúscula a la compañía Meliá. He descubierto que no hace falta una cantidad ingente de dinero para crear un ambiente cálido y acogedor, unos cuantos globos de helio perfectamente ubicados, una cuantas velas, el clima y un entorno único, pueden crear la estancia más agradable entorno a una piscina. El jueves, los jefazos de la compañía Meliá, quisieron compartir con la sociedad alicantina su cumpleaños, dejando claro que la evolución y progresión ascendente en todos estos años, ha sido posible gracias a sus empleados, personal que día tras día mueve con precisión milimétrica esta maquinaria hotelera llena de gestos, detalles y atentos servicios. Es de agradecer, que en tiempos difíciles haya empresas que sigan apostando e invirtiendo en mejorar y mejorar, su director: Carlos Marín, un toledano con casa en Palma de Mallorca y corazón alicantino, nos contaba la fórmula de seguir creciendo con una gran visión del terreno de juego actual, por su parte Idoia Elosua, directora comercial de Meliá Alicante en conjunción con el maestro chef Jorge Fernández, prepararon el entorno y las viandas de lo que he venido a catalogar como: El lunch perfecto. Mira que tenemos buenos restauradores en Alicante, pero lo vivido en Meliá, es muy difícil de superar. Una coordinación de personal como si una compañía del Bolshoi se tratara, una materia prima tan selecta, cuidada, presentada y cocinada, que solo recordarlo me produce un movimiento de jugos gástricos celestial. Si señores, asistimos al mejor concierto gastronómico que yo recuerde, no me extraña que tantas parejas quieran celebrar su convite o celebración en semejante maravilla con M de Meliá. Ya lo dijo Aristóteles: “Somos lo que hacemos día a día.”. De modo que la excelencia no es un acto, sino un hábito”.
Juan Carlos Gumiel